Viajes de trabajo

Si el dinero no fuera lo que rige al mundo, me pregunto cuantas personas con familia optarian por viajar siendo que tantas de ellas han elegido compartir su vida con mujer (u hombre) e hijos...
La vida es dinamica pero los protocolos de las empresas mas bien cuidan el status quo. Son las anticuadas y muchas veces nada prácticas formas las que hacen del trabajo la mejor herramienta de insatisfacción, la rígida y exagerada cantidad de horas, el enfermo control del horario y tiempo destinado al almuerzo, la negación de su efecto en la salud a traves del estrés que implica la constante presión por resultados inmediatos, la extraña costumbre adjunta de vestir de uniforme o uniformadamente, etc. Y tanto más detallismo y agregados se han sumado paulatinamente bajo parvas de procesos, formularios, expresiones verbales y posturales esperables de un postulante y de todo aquel que pretenda cuidar y mejorar su cargo. Y es en este atropello que la presión por acatar los viajes de trabajo se hace presente, robando estrictamente de la vida familiar un tiempo, experiencias y energia que nunca volverán a ser. Todo bajo el amparo del silencio de las leyes laborales y el frio expectante del posible recorte de empleos a la vuelta de la esquina. Porque sencillamente es el miedo innombrable a no poder pagar las cuentas lo que esclaviza hasta este punto a la sociedad mundial.
No es broma, no estoy exagerando, intento echar luz sobre un tema que se hace urgente. Cambiemos el desequilibrio reinante, hagamos un lugar para vivir donde jamás se sobrepase el verdadero valor, el cual no se trata de dinero sino de nuestras relaciones.
Ver crecer y ser parte de la vida de nuestros hijos, familiares y amigos, no tiene precio.