lunes, 25 de febrero de 2019

Bitácora de un divague bajo la perspectiva de mi consciencia hoy

Es curioso, lo es para mí cuando pienso que alrededor mío el mundo tanto ha cambiado y yo... no tanto.
El mundo a través de mis ojos transcurre en un sentido mientras lo atravieso en otro. ¿Será que fluye a través de mí o yo a través de él?... ¿Tiene sentido está idea, a alguien más le despierta esta certeza intuitiva?.
El viaje que me mueve es en un vehículo inexistente o invisible; el lugar de destino no importa tanto como el viaje, y no llevo equipaje aunque sé que llevo lo necesario. No porto documentos, no sabría decir que edad tengo, ni donde nací ya que puedo ser de cualquier lado. No tengo domicilio fijo, a decir verdad ni siquiera estoy en un sólo lugar.
Quien habla es a quien sigo conociendo. Me sigue sorprendiendo, y es con quien me uno en el lazo de la intuición.
Esta mente, en este cuerpo temporal, es una herramienta bastante pobre para el vasto horizonte; sin embargo es dinámica y moldeable, curiosa, atrevida y creativa.
De algún modo siento que vuelvo a casa a pie desde la otra punta del mapa y a la vez sé que no volveré nunca al mismo punto. Soy un transcurso visto desde este punto de mi consciencia. Pero allá, donde también soy y mis ojos están más abiertos, el transcurso no existe, es a penas un punto.

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