jueves, 26 de septiembre de 2013

Un amable ladrón

Hoy viajaba en el auto con Raúl y mis dos hijas mientras los llevaba a la escuela, al jardín y al trabajo, aunque no en ese orden, y mi esposo quiso aprovechar para contarme un sueño que tuvo anoche.
En el sueño vivíamos en la casa de mi suegra aunque sin ella, y en la zona ocurrían muchos saqueos.
Ese día estando los cuatro en la casa, y mis hijas durmiendo, escuchamos ruidos que comenzamos a asociar con delincuentes queriendo entrar. Entonces mi esposo preocupado se dirige hacia la entrada de la casa cuando, para su sorpresa, se encuentra con un ladrón. Y aún azorado de verlo solo y entrando por la puerta, se dirige al delincuente y le pregunta como hizo para abrirla. Este amablemente le enseña lo fácil que le resulta hacerlo.
Luego mi esposo pasa al asunto y le pregunta que es lo que desea robar, para lo que el ladrón responde que quiere las cuatro sillas de mi comedor. Sin entender como podrá llevárselas, Raúl le consulta y el invasor responde que las pondrá en el baúl de su auto. Entonces mi esposo se ofrece a ayudarlo en la tarea mientras yo, viendo que no pueden hacer caber más que dos de las sillas, les expreso mi queja por su incapacidad y procedo a tomar el trabajo de meter las cuatro.
El ladrón hace un gesto mostrando su disposición a dejar que lo haga a mi modo y se resigna a mirar.
Finalmente éste se va con lo robado y nos quedamos resignados, aunque contentos, de tener que comprar sillas nuevas en vez de retapizar las que ya teníamos en retazos. ..
Raúl habiendo aprendido del ladrón pone un candado en la puerta y volvemos a dormir.

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