domingo, 11 de diciembre de 2016

ESTAFA

La actualización constante de tecnología no es otra cosa que la mayor excusa de la rentabilidad del progreso capitalista. .. Y siempre implica estafa en un rango desde imperceptible a completo y descarado.
La obsolescencia programada, concepto del que no se escucha tanto como se debería, no es un truco comercial que nos deba causar admiración ni gracia. Es estafa: la información de la durabilidad del producto no aparece en ningún lugar... sino que está libre a nuestra esperanzadora imaginación. Y esta sucia práctica es cada vez más evidente al punto de robarte lo que has comprado y permitir que un fulano se quede con tus compras, tu historial y más datos personales, y luego reirse en tu cara al teléfono cuando llamas al servicio técnico (el cual es representado por un par de personas ignorantes y desesperadas por un bajo sueldo).
Es en parte debido a haber crecido, mi generación, en una época donde aún existía el control de calidad, cuando leer en un producto "made in Japan" era creíble y significaba durabilidad... Y a veces inclusive, a prueba de todo.
Ejemplos de vergüenza son las consolas como las Playstation de Sony, los smartphones particularmente de Apple y Samsung, las lavadoras y secadoras de LG o cualquier otra, y así se irán sumando dispositivos electrónicos en la medida que invaden nuestras vidas y nos dejamos convencer de lo necesario que es tenerlos.
¿Es acaso posible confiar ahora en su procedencia?. No hay culturas que hayan podido con la rentabilidad ansiosa anti ética y, para colmo, no hay lugar fijo para las casas matrices de los conglomerados multinacionales con su hábito de evadir impuestos mudándose aquí y allá a bonitos pero pequeños países que creen sacar ventaja de ello. Ni hablar de la mudanza de sus fábricas en pos de bajar costos de producción a costa de la miseria y salud de la gente que, por desesperación o ignorancia, hasta cree que vale la pena.
Por último, y para terminar mi super concentrada acusación, ni siquiera somos capaces de concientizar el impacto en el medioambiente y la proporcional culpa que corresponde a los que formamos de algún modo parte de la cadena... así sea el eslabón final. Mientras pretendamos que la culpa es sólo de quien lo fabrica y no de quien lo consume, más difícil será hacer responsables a quienes pagan con ello sus ricas mansiones y lujosos yates. En especial cuando sabemos con certeza que el dinero es directamente proporcional al poder e influencias, y por lo tanto pueden ser inmunes a la ley (justicia) y hasta volverla a su favor (la justicia pragmática, caminar al filo, comprar gobernantes).

2 comentarios:

  1. Lo más trágico de todo esto es que por un lado es un concepto que existe desde que existe el capitalismo (por no decir que es inherente al ser humano) y por otro que ya todo el mundo lo conoce y nadie hace nada, ni gobiernos ni nosotros mismos ya que lo aceptamos y seguimos consumiendo :(

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  2. El negocio de la tecnología ha logrado, a mi entender, lo que siempre (...si, siempre) se ha buscado, el control de masas con conocimiento (lo que hoy se llama Big Data).
    Para los que vivimos de la tecnología (y la amamos porque crecimos con ella - aunque no sea fanático) y somos conscientes de lo que indica Romina tiene ese doble sentido de satisfacción y culpa, tal el caso de la fruta prohibida.
    ... tendría que reinventarme

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