martes, 3 de julio de 2012

Hormonas de Crecimiento: lo que debe crecer es tu Respeto.

Secretamente muchos quieren ser más altos de lo que son, es un deseo basado en un principio comprobado en el cual las personas buscan rodearse de quienes consideran atractivos. Lamentablemente el ideal de belleza de la sociedad actual sigue aferrado no sólo en el bajo peso sino particularmente en un rango de altura superior al metro sesenta... Lo preocupante del caso es que si bien en los paises fríos del mundo el promedio de altura está en ese rango, en otros países, cuyas raíces e influencia es más indígena, la altura general está naturalmente por debajo.
La forma que últimamente han hallado para compensar esa diferencia, y que está a mano de cualquier padre o madre cuya prioridad es la imagen, es la administración de hormonas de crecimiento a sus niños y adolescentes. Un buen negocio, nuevamente, de los oportunistas laboratorios, de los médicos tanto endocrinólogos, pediatras, neurólogos y psiquiatras. Estos suelen indicarlos junto con el famoso fármaco para el tratamiento del Déficit Atencional para "compensar" el retraso en el desarrollo que produce el último. Conocemos bien la cantidad de recetas y licencias que se dan anualmente en el mundo sin ningún respaldo, sin diagnóstico real. Y por supuesto todo es un fiasco y una completa falta de valores y principios éticos.
Hoy en día hay científicos que aseguran que este trastorno es un fraude, un trastorno sin sustento ya que no hay pruebas en todo el mundo que confirmen un daño cerebral o un mal funcionamiento como causa del mismo. Las supuestas pruebas que algunos aseguran que existen, habrían sido realizadas en personas que estaban tomando previamente el peligroso fármaco, fármaco que por otro lado tiene innumerables efectos secundarios aún más graves que el supuesto trastorno que en teoría mantiene a raya... En consecuencia lo que se prueba es una vez más el gran daño que el fármaco produce en estas inocentes víctimas de padres ocupados, de un sistema educativo intolerante, inflexible y desmotivador, de un comercio cruel donde empresas sin límites pueden ser dueñas de la vida en todo el mundo, con derecho a matar o al menos a inhibir todo tipo de comportamiento no autómata.
Pero volvamos al poder en nuestras manos, ¿qué nos lleva a tomar voluntariamente aquello que pone en riesgo el equilibrio natural de nuestro cuerpo?. La respuesta en parte la tiene la irresponsabilidad con la que los medios comunican, el sesgo siempre unilateral, mostrar sólo un determinado patrón de belleza como la única belleza posible, animar a la transformación a través de cualquier camino (sea una liposucción, sean cremas o masajes, sean tinturas para el cabello, sea la ropa de moda, los maxi tacones). Es tan ridículo lo que las personas llegan a ver como bello que, por ejemplo, en un país donde el 90 por ciento de las personas son más parecidas a la estética mapuche, los carteles publicitarios de los shoping mall sólo son realizados con modelos blancas, altas, flacas, rubias y de ojos claros, cuando perfectamente podrían hacerlos con hermosas mujeres y hombres de estética nativa. Es tan ridículamente importante la belleza, o al menos la capacidad de atractivo que un personaje pueda tener, que el simple hecho de tener notoriedad generalmente tiene una gran cuota de obligatoria belleza. No importa si el trabajo del famoso sea intelectual o no, de todos modos debe ser bello o demostrar que se ocupa de transformarse (si es gorda debe adelgazar, si no se viste lindo debe asesorarse, etc). Se valora particularmente todo tipo de intervención que el personaje realice para "mejorar su aspecto".
El término somatropina se refiere a la hormona del crecimiento producida por la tecnología ADN recombinante y en humanos es abreviada "HGH". Aunque es legal, su eficacia y seguridad no ha sido probada por ningún ensayo clínico. Empezó siendo promocionada por Monsanto, el principal productor de ésta, para en crecimiento bovino, o mejor dicho para la mayor producción de leche y carne. En Estados Unidos la leche se clasifica por su contenido de esta hormona (mejor que ni en la leche estuviera), y es que si usted y sus hijos están consumiendo este medicamento-hormona tiene que saber que si toma leche y come carne está recibiendo más de ésta, o sea apostando aún más con su vida. Y resulta perverso e ignorante al mismo tiempo ya que lo que verdaderamente afecta nuestro crecimiento son estos factores: el ejercicio, la nutrición y el sueño.
Un aumento de la hormona de crecimiento en el cuerpo produce tumor en la pituitaria, eso por supuesto cuando el cuerpo esta desregulado, lo cual es más acertado cuando la hormona es sintética e ingresa desde el exterior (es decir, no la produce el cuerpo). Entre las complicaciones también esta la inflamación de las articulaciones, mialgias, síndrome del túnel carpiano, diabetes, el incremento de cáncer de colon y cáncer de próstata.
Tengamos en cuenta el riesgo adicional que implica comer carne de vacas que no sólo son inyectadas con esta hormona sino que además comen harina de cadáveres (algo que ningún país quiere admitir) y entonces portan el EEB (enfermedad de las vacas locas) que luego usted inmediatamente cobijará en su interior (y nadie le dice que lo matará en un par de meses dejando a su familia endeudada por sus costos de hospitalización e ineficaz pero cara medicación). No es broma lo que le digo, la cantidad de casos de contagio y decesos por esta enfermedad son muchos y de ellos no se hace publicidad. En Chile hay quienes han denunciado defunciones a las que se les cambió la fecha y el diagnóstico, de hospitales que guardan el diagnóstico para ellos y no los comparten con los familiares por temor a que se sepa a gran escala.
Entonces, ¿qué tan probable es que veamos el mal que hacemos cuando les damos a nuestros hijos hormonas de crecimiento, cuando constantemente les decimos que no serás exitoso si no eres capaz de sacrificarte por ese enfermo modelo?. Es cierto que las empresas contratan más personas altas, flacas y supuestamente atractivas, al menos eso dicen las estadísticas, pero por favor, tomemos consciencia de nuestro poder al menos en la influencia que podemos tener en el presente y futuro de nuestros hijos. Si los amamos, sepamos amar con lo que ello implica: aceptarlos por lo que son y expresan.
No somos animales de laboratorio ni los animales son fábrica artificial de comida, así como la leche materna es la mejor y única alternativa para nuestra cría, pastar al aire libre lo es para las vacas. Ninguna milagrosa tecnología nos hará más maravillosos de lo que somos. Devolvamos a los animales y a las personas la dignidad perdida.
Las desregulaciones endócrinas pueden regularse con terapias naturales, nutriendo al cuerpo con aquello que carece, ya sea sueño, ejercicio o nutrientes... Casi siempre carecemos de las tres.
La meditación además es efectiva para la estimulación de la glándula pituitaria, disminuye el cortisol (la hormona del estrés) y en consecuencia contribuye al equilibrio de la tiriodes, mejora la inmunidad, elimina la ansiedad y la depresión, alienta al cuerpo a producir los químicos adecuados.

1 comentario:

  1. Cuando iba leyendo la nota se me ocurrían varias cosas y todas terminaban en lo mismo, en que todo está coludido para beneficiar a unos pocos y para controlar a muchos. Desde los laboratorios, los gobiernos, los médicos y nosotros mismos.
    Recuerdo una vez que estuve trabajando en un laboratorio multinacional en Argentina (Roche) y un gerente se sentía orgulloso de como "su" empresa proveía de "vitaminas" a los salmones en Chile y a los pollos en México para acentuar su color "rosado" en la carne (porque en México la carne de pollo debe ser rosada para considerarse buena, al contrario que en Argentina que debe ser blanca).
    En definitiva, ya sean pollos, peces o humanos, todo está contaminado, hasta que todo reviente y se logre un nuevo equilibrio, pero para eso vamos a sufrir mucho todos... a menos que cambiemos a tiempo.

    ResponderEliminar

Este es tu lugar para dejar comentarios: